En otra espectacular puesta en escena, de esas a las que ya nos tienen acostumbrados los talentosos arquitectos de CIBA Arquitectura, encontramos esta fabulosa casa de estilo residencial francés.
Plantada en medio de un parque que la rodea por completo, esta casa construida en cemento piedra París y techos con mansardas, recubiertos de pizarra negra con su especial opacidad, tan francesa, nos recuerda a cada instante que la influencia del país galo en la argentina se extendió mucho más allá de la ciudad de Buenos Aires. Acompáñennos a visitar esta joya de 538 m2, ubicada en el Country Club San Diego de Buenos Aires.
En la fachada delantera, se le da preponderancia al porche flanqueado en columnas neoclásicas al que se accede por escalinatas. El paisajismo con pinos y arbustos podados en topiario, como si de los jardines de Versalles se tratara, contribuyen a destacar esa influencia francesa, tan delicada.
En la fachada posterior se repiten en balcones los balustres que ya habíamos encontrado en el frente y que son característicos del estilo neoclásico, así como las mandardas y la pizarra negra en los techos son inconfundiblemente franceses. Las molduras y almohadillados de las paredes y las carpinterías blancas contribuyen a darle esa gracia y delicadeza y elegancia que nos cautiva desde el primer momento.
Los livings clásicos nunca pasan de moda y éste no es la excepción. Un mobiliario elegante, pisos de madera en listones anchos y una vista envidiable del parque, mantiene la paleta blanca y negra que ya encontramos en el exterior: sobria, sofisticada y atemporal.
Una araña de caireles y un juego de comedor también de corte clásico, este ambiente mantiene la pulida elegancia del living, así como los cortinados oscuros que enmarcan los grandes ventanales con puertas francesas. Detalles fastuosos como pinturas con marcos dorados y una extensa alfombran se mantienen a tono con la estética general.
En otra acertada elección, la escalera de mármol, bordeada por barandas de hierro forjado, con complicados y artísticos motivos, nos recuerda la inspiración francesa que se repite en toda la casa. Tal parece como si María Antonieta estuviera a punto de descender con gracia cortesana, por estas escaleras.
La casa se integra con el parque, gracias a sus bien logrados ambientes transicionales, como el balcón terraza y la galería. Los balustres acompañan en este recorrido al aire libre y las molduras y almohadillados de los muros son más evidentes en esta toma.
Una sensacional pileta con una zona de solarium delimitada por el deck de madera, mantiene una esencia clásica en su forma. Las reposeras de hierro forjado, son un guiño a la baranda de las escaleras de mármol y sus cubiertas blancas nos recuerdan que la paleta de esta casa es el blanco y negro.
Una maison argentina que exuda savoir vivre francés.