Equilibrio: el elemento visual que debes incluir en tu casa

El equilibrio en una composición arquitectónica de una casa no es fácil de lograr si no existe una mirada y un experto detrás. El equilibrio arquitectónico es lograr que una balanza se mantenga horizontal: al colocar los objetos colocados tanto en un lado como en otro pesan exactamente lo mismo, y en la marcha hay que ir quitando y poniendo gramo a gramo hasta encontrar esa perfecta estabilidad. En la construcción de una casa el equilibrio consiste en:  brindar beneficios a quienes habitarán el futuro hogar. 

Por lo tanto, el equilibrio debe generarse en función de:

- La ubicación 

- Dimensiones del terreno. 

Una vez considerados estos dos elementos, la construcción de una casa be buscar en todo momento:

- Denotar una sensación de orden, donde los pesos este igualados

- Que las texturas, volúmenes y colores en ambos lados de la composición se compaginen y no se encuentren elementos que sobresalgan abruptamente del resto por importancia, robustez, tonalidad, etc.

Pasemos ahora al interior de la casa, donde el equilibrio es igual de importante que en la fachada, aunque con una concentración hacia otros elementos, pues ya no se va a crear una estructura, ahora ésta se va a amueblar, decorar, etcétera.
Los aspectos a destacar en el equilibrio interior de una casa son:

1. Distribución: es importante acomodar el mobiliario y objetos decorativos lo más uniformemente posible, de tal forma que al mirar cada una de las habitaciones los elementos tengan el mismo peso visual. Importante: para identificar si la distribución de cada artículo está siendo la adecuada, hay que dividir el área analizada por el centro a fin de poseer dos áreas iguales (no olvides este aspecto porque es el primer paso para orientar tus esfuerzos en obtener un óptimo equilibrio).   

2. Contraste: es el efecto que se obtiene al colocar en una situación comparativa formas, colores, tamaños y texturas. Al interior de un hogar es importante contar con múltiples áreas de contrastes, porque estás serán las encargadas de producir una especie de choque visual que dote de mayor vitalidad y dinamismo a la decoración de cualquier interior. Para triunfar con los contrastes sólo debes tener cuidado en que estos no sean violentos, ya que se obtendrá un efecto desagradable al ojo humano.

3. Armonía: lo que se denomina como armonía es un principio de diseño que hace combinar entre sí a los mismos elementos con los que se puede generar contrastes ( formas, colores, texturas, luces, materiales, objetos) pero buscando no generar realces, sino que cada detalle se compagine entre sí logrando un todo homogéneo. Como también ocurre en el acto de generar contrastes, para lograr una armonía los objetos mezclados no tienen que ser idénticos, sólo deben de compartir ciertas cualidades.

Existen cuatro tipos de equilibrios: 

- Formal

- Informal 

- Simétrico 

- Asimétrico. 

Cada uno de ellos, tiene una manera particular de generar la composición adecuada, pues el equilibrio es eso, que todo lo que se encuentre en una habitación contribuya en la creación de un lugar que no se decante de por nada, ni color, peso, tamaño, etc., es decir, que mantenga en una armonía agradable y eficaz.

El equilibrio formal se refiere a que se genere una precisa similitud entre cada lado de la habitación, partiendo de la segmentación del lugar por el centro: las dos partes deben ser idénticas. 

Para que te sea más sencillo entender este equilibrio, imagina que justo a la mitad del lugar colocaste un espejo, lo que está de un lado debe ser muy parecido a lo que se ubica en el otro: mismo número de muebles, mismo número de adornos, similitud en formas, colores, tamaños; tal y como si un extremo fuera el reflejo del otro.

Contrario al equilibrio formal, el informal emplea diferentes objetos, distintos en forma y tamaño, pero que en conjunto tengan el mismo peso visual. Por ejemplo: no hay que poseer un sillón de dos plazas en cada lado de la sala, de un lado puede estar dicho sillón y enfrente dos sillas. Estos elementos no comparten la forma, el tamaño, ni la robustez; sin embargo, visualmente ocupan una área similar y poseen funcionalidades muy parecidas.

En el equilibrio simétrico, el peso visual que no es otra cosa más que el grado de atención que los objetos obtienen de nuestra mirada, está completamente idéntico en las dos partes de la habitación. O lo que es lo mismo, existe igualdad de peso en ambos lados; no se encuentran elementos que sobresalgan más que el resto.

Existe un equilibrio que no se centra en la proporción, al contrario, busca que no existan las mismas dimensiones en tamaño, color o textura, sólo por dar algunos ejemplos. A este equilibrio se le llama asimétrico. A lo que se refiere y enfoca este tipo de equilibrio es a que no exista un peso visual idéntico de cada lado de la habitación en cuestión.

Sin embargo, ese interés no quiere decir que exista cabida para muebles de múltiples tamaños, variaciones injustificadas de color y orientaciones arbitrarias, el equilibrio asimétrico, para triunfar debe lograr que los pesos desiguales a un lado y al otro del eje divisorio generen un contrapeso. Por ejemplo, un objeto grande se equilibra con otro pequeño, si se le pusiera cerca del primero un elemento igual de robusto, no habría equilibrio pero sí saturación.

A modo de cierre, no nos resta más que invitarte a aventurarte en el arte de generar un funcional y agradable equilibro en tu casa, te aseguramos que el camino hacia ese objetivo no te será complicado si tienes en mente la noción de que no existe una sola concepción de este elemento visual, al contrario, el equilibrio permite una formidable variedad de rutas, soluciones e interacciones, varias de hecho alejadas del pensamiento habitual de que parar tener armonía en un hogar se debe contar con pares idénticos de estructuras, muebles, adornos y demás artículos.